¿Qué es la ética?
La ética es la parte
de la filosofía que trata de la moral y las obligaciones del hombre.
La ética, está
constituida por una escala de valores. Hay valores espirituales y valores
materiales. Los valores espirituales son primordiales y son fines que debe
perseguir todo hombre de buena voluntad. Los valores materiales son secundarios
y son simplemente medios que utilizamos para conseguir nuestros fines.
Cuando en un hombre
predominan los valores espirituales sobre los materiales, podemos estar seguros
que jamás engañará a nadie. Nos agrada su compañía, nos sentimos seguros de él
y eso fortalece la confianza y el aprecio que le dispensamos.
Toda, actividad
humana está sujeta a las valoraciones de carácter ético que indican lo que
moralmente es bueno 0 malo.
La ética determina la
distinción entre lo bueno y lo malo en la conducta humana. '
La sociedad, las
personas que tratamos, evalúan y juzgan nuestro comportamiento desde, el punto
de vista moral.
El renombre, que nos
hemos merecido por una conducta moral apropiada, asegure nuestra posición
dentro de la colectividad, sin considerar la situación económica en la cual nos
encontramos.
La actividad que
estemos desarrollando, nuestro trabajo y la manera cómo tratamos a los demás,
todo está sujeto a valoraciones de carácter ético.
El juicio ético.
El juicio ético
dirige al hombre en la elección de los fines que persigue, y de los medios para
conseguirlos.
Un filósofo ha dicho
que “la naturaleza ha hecho sus distinciones entre los instintos del hombre y
del ordinario: siguiendo su llamado, el ordenario va derecho y sin errar a su
fin propio; al hombre, en cambio, la naturaleza le ha entregado en una mano la
antorcha de la razón para iluminar su camino, y en la otra, las riendas de la
libertad para dirigir sus instintos por el recto camino iluminado por la razón. Si el hombre abdica de su razón o abusa de su
libertad, sus instintos, sin luz o sin dirección, no lo conducen a un fin
propio y racional, sino que van a dar con él en los abismos de la depravación”.
La conciencia dirige
el juicio económico. ¿Cómo vamos a saber qué es lo correcto y que lo incorrecto
en nuestra conducta? cuando buscamos la calidad moral de un acto, nuestra
conciencia nos ayuda a reconocer lo bueno y lo malo.
Hay una diferencia
entre la moralidad, y la moralidad por conveniencia. Es diferente no hacer mal, porque esto ofende
a nuestro espíritu, de lo que sería, no hacerlo porque nos causará la pérdida
del empleo. En otras palabras, es diferente ser honesto por creer en la virtud
de la honestidad, que serlo por el beneficio que la honestidad pueda
proporcionar.
El comportamiento
ético implica el juicio ético y la fuerza de carácter.
Límites que la
sociedad pone al hombre.
El trabajador se
desenvuelve en una empresa comercial o industrial. La empresa, según su
especialidad, pertenece a una actividad económica. Esa actividad forma parte de
la economía nacional.
El mundo económico se
mueve sobre una base legal, compuesta por:
- La Constitución
- Las Normas de Derecho Administrativo
- El Derecho Civil
- El Derecho Mercantil
- El Derecho Penal
- La Ley del Trabajo
- La Legislación Fiscal
La moralidad en la conducta.
La moralidad en la
conducta exige lo bueno, lo correcto, y rechaza lo malo, lo incorrecto.
La mejor guía para
nuestras conductas es el proverbio: 'No hagas a otro lo que no quieres que te
hagan a ti".
Un caso: Un empleado,
Juan Pérez, necesita un aumento de sueldo de Be 4.000. Podría recibirlo
trabajando en el puesto que ahora ocupa el colega José Martínez.
Pérez empieza a
hablar mal del compañero, calculando que lo cambiarán de puesto para luego ofrecérselo
a él. Esa falta de ética le preocupa. Tiene que escoger entre la paz espiritual
y los Bs 4.000 mensuales. Cual, de los dos valores, predominará en la conducta
de Pérez?... A qué clase de decisiones será propenso, se inclinará Pérez,
cuando sirva con su trabajo a la colectividad?.
La obligación moral con la sociedad.
La actuación
profesional tiene que estar en una posición de dignidad, que satisfaga las
aspiraciones legítimas de la saciedad a la cual servimos y de la cual formamos
parte integral. Nuestra obligación con la sociedad y con nosotros mismos
consiste en comportarnos en rectitud de juicio, y en actuar según los
principios d la ética profesional, por lo que entendemos como responsabilidad,
social de nuestras actividades profesionales.
El hombre con ética
está orgulloso de sus actos y siente satisfacción por haber escogido el recto
camino en su conducta. Por otro lado, el hombre sin ética, es un infeliz que
nunca está satisfecho, excepto con el engaño. Un hombre así, no contribuye con
sus valores morales a la sociedad y, por consiguiente, es negativo para el
progreso de la misma.
El hombre que
desprecia la ética, es dañoso y su actitud es destructiva.
La obligación moral con la empresa.
La empresa donde
trabajamos está incorporada a la vida económica de la localidad con carácter
permanente. Cuando nos toca tratar con el público, nosotros representamos a la
empresa. Cuando la empresa delega en el empleado su representación, ella pone
en sus manos su honor y reputación. En el ejercicio de esa representación, las
palabras del empleado son las palabras de la empresa; sus acciones acreditarán
o desacreditarán a la misma.
Justifique la
confianza depositada en usted y proceda siempre como hombre de honor, fiel a
los principios de la ética profesional. Procure que sus gestiones sean justas y
equitativas, tanto para el público como para la casa que Representa.
Únicamente prometa lo
que su empresa puede cumplir y cumplirá. Sus declamaciones, decisiones y actos,
repercutirán en el público, ya sea en forma favorable o desfavorable. No
firmaría gustosamente. No olvide que la empresa aspira conquistar la confianza
y la amistad del público.
Los hombres, con sus
actividades, dependen cada día más unos de los otros.
El comercio es una
actividad cooperativa, y para triunfar en un ambiente de prosperidad, los
profesionales tienen que trabajar juntos y perseguir un fin común: la
consideración y el bienestar para todos.
La obligación moral con los clientes.
Los clientes
sostienen la empresa; la honradez es retribuida con la confianza del público.
Si la empresa cumple, el cliente quedará satisfecho y regresará. No hay que
olvidar que la empresa son los hombres que la componen.
La falta de
argumentos sólidos puede inducirnos a exagerar. La exageración es una falta de ética
y no gana amistades. Por el contrario, despierta rencores contra la empresa y
contra nosotros mismos.
El cliente espera y
tiene derecho al trato basado en la ética profesional.
Una falta de ética
cometida por un miembro de la organización, puede dañar permanentemente el
prestigio de la empresa y pone en peligro su bienestar y el de los que de ella
depende.
La obligación moral consigo mismo
La obligación moral
consigo mismo es la fuerza que guía al trabajador para actuar correctamente con
la sociedad, con la empresa y con el público que ella sirve.
El respecto por sí
mismo es la razón de no sucumbir y faltar a la ética. La absoluta convicción de
la superioridad de lo moral, moldeará la personalidad del trabajador y hará
indestructible su voluntad de actuar según el código de ética profesional.
Alguna vez puede que usted
no se sienta conforme con el trato que recibe de un miembro de la empresa. Por
una o varias razones usted podrá estar resentido: No le reconocieron sus
méritos; no le ascendieron; le reprocharon; le faltaron el respeto, etc. Cuidado el resentimiento puede inducir al
comportamiento inadecuado de la persona, a que esta no reflexione, falte a la
ética comportándose de forma inmoral.
Suele suceder que el
trabajador resentido empieza a desinteresarse de la empresa, se desinteresa de
los usuarios; abandona el trabajo y se une a la competencia, revelando los
secretos que le fueron confiados. En pocas palabras, falta de ética.
Publicado por: Adela Ruiz
Publicado por: Adela Ruiz
Fuente:
Material de Apoyo de la Universidad de Los Andes
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